viernes, 12 de abril de 2013

Django Unchained



               Finalmente he tenido el tiempo suficiente para escribir sobre la última película de Quentin Tarantino. Ganadora del Oscar a mejor guión original y mejor actor secundario para Christoph Waltz, Django Unchained tiene todos los ingredientes de una película made in Tarantino y tantas referencias culturales y cinéfilas que el director reta a cualquiera a que las encuentre todas. Comentarios libres de spoilers.


                En esta ocasión el director americano nos traslada al salvaje oeste, en plena época de esclavitud negra. El Dr. King Schultz, quien ha dejado la carrera de dentista para dedicarse a la caza de bandidos a cambio de recompensas, libera a un esclavo negro, Django, para que le ayude a reconocer a unos fugitivos. Una vez se conocen, el Dr. Schultz averigua que Django está buscando a su mujer, que fue vendida al dueño de una gran plantación llamado Calvin Candie, y decide ayudarlo a recuperarla.

                Y esta es la historia que Tarantino desarrolla con una gran crítica a la esclavitud y al racismo basándose en sus ingredientes principales: Diálogos ingeniosos y complejos (pero no tan largos como en Inglorious bastards o la soporífera Death Proof), curiosa utilización de la música y personajes interesantísimos y muy currados. 


                Entre ellos  me gustaría destacar a Stephen, interpretado por el increíble Samuel L. Jackson en el que, para mí, es el mejor papel que le he visto hasta la fecha. La mano derecha de Calvin Candie es un negro con privilegios y que, curiosamente, también trata con desprecio al resto de negros. Es el auténtico malo de la película y la cinta gana enteros con cada aparición suya en pantalla. Muy cerca suyo encontramos al Dr. King Schultz, interpretado por Christoph Waltz, quien hace milagros cuando se une con Tarantino, pues las dos películas que ha hecho con él han acabado en Oscar, también es un gran personaje y el más empático de los protagonistas.


                Así, en el otro lado tenemos a Django, un papel pensado para Will Smith pero que finalmente acabó en las manos de Jamie Foxx. De nade nos vale pensar en las bondades que hubiera tenido en el personaje en manos de Smith (para mí infinitamente superior a su compatriota), pero el caso es que la actuación de Jamie Foxx es más bien plana y está, básicamente, para lucir palmito en pantalla, siendo eclipsado por el resto del reparto. De Broomhilda no pienso ni hablar, pues es un recurso más para hacer avanzar la historia y la actriz que la interpreta es más bien olvidable. Y finalmente encontramos a Leonardo DiCaprio, actor infravalorado por mí pero que reconozco el buen desempeño que tiene en la película.


                La música, como decía, es otro de los puntos clave en las películas de Tarantino, destacando principalmente la escena paródica del Ku Klux Klan, de las más disparatadas de la película. En esa escena suena el Requiem de Verdi (Dies Irae), canción que también podemos oír en el tráiler y escena inicial de Battle Royale, película japonesa del año 2000 que Taratino ha destacado como su favorita de la historia reciente del cine y de cuyo manga podéis leer una review en este blog.


                En resumen, la mejor película que ha hecho Tarantino en los últimos años, por encima de Inglorious Bastards y Death Proof, aunque su extensa duración (más de dos horas y media) la hace un poco pesada en su media hora final, pero la historia engancha tanto que es posible que se te pase volando. 


Nota: 9

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