Sólo dos más y ya
cerraremos esta irregular temporada. Si la semana pasada decía que nos
encontrábamos ante el peor episodio de la serie, esta semana las dudas asolaban
mi cabeza. ¿Seguiría bajando la calidad de la serie o veríamos una mejora? La
respuesta, más adelante.
Si la
protagonista del capítulo anterior fue Marie Laveau, en este ha sido Madame
LaLaurie la que ha tenido mayor peso. Por un lado, por los flashbacks de su
llegada a Nueva Orleans, donde hemos visto el origen de su fijación con la sangre
de sus sirvientes. Magníficos todos los planos en los que mostraban a Delphine
del revés cada vez que veía sangre, tanto en el presente como en el pasado,
dejando ver así lo retorcido de sus perversiones. Que volviera a las andadas de
nuevo no me extraña. Ha intentado cambiar pero, la única amiga que había
conseguido de color (Queenie) la apartó y la traicionó, así que pocas ganas le
quedarán de redimirse de nuevo. La
coalición final entre Delphine y
Spalding también me ha parecido muy acertada. Ambos son seres depravados
y, aunque actúan por motivos egoístas se necesitan para llevar a cabo sus
malignidades. Esa última imagen de Spalding con el bebé de Marie me ha parecido
bastante espeluznante y prefiero no saber qué es lo que hará con el bebé.
A quién
también hemos visto de nuevo en este episodio es a Queenie. Mucha gente ha
levantado la voz en contra de este personaje y de su resurrección, pero yo
partiré una lanza a su favor. Ya dije anteriormente que no creía que Queenie estuviera
muerta, pues ya habíamos visto como su poder le impide morir por heridas que se
infringe a sí misma. Si ya la vimos rebanarse el cuello también podía
sobrevivir a una bala en su cabeza. Aun así su aparición junto a Delphine sí
que me ha parecido un poco metida con calzador, de repente en el funeral de
Nan.
Por
otra parte vemos que Coven ya va cerrando tramas, en este caso la de los
cazadores de brujas. Muy fácil han caído estos supuestos expertos en el
exterminio de las hijas de Salem. Aunque claro, no contaban con el factor del
hombre del hacha que, fiel a Fiona, le ha cortado su cabeza pensante a la
organización (y nunca mejor dicho). Me ha gustado ver cómo Marie Laveau y Fiona
han encajado perfectamente y han creado un frente común uniendo sus poderes.
Nunca sabremos hasta donde hubiera llegado su poder combinado (probablemente
habrían acabado traicionándose entre ellas) pues LaLaurie se ha entrometido
entre ellas. Encantador ha sido ver cómo la sirvienta utilizaba unos antihistamínicos
para “anular” sus poderes mágicos. Parece que Marie Laveau está en serios
problemas esta vez.
Del
resto de brujas hemos sabido poco. Casi nadie se pregunta dónde está Misty,
Myrtle sigue tocando el theremin, Madison sigue siendo Madison y Cordelia…ah
Cordelia, qué perdida está. Con tal de restaurar sus poderes se arranca los
ojos que, con tanto cariño, Myrtle le había ofrecido. Por último destacar el
papel de Zoe, nulo como casi siempre, y de su amado Kyle, más nulo si cabe. Es
curioso que los creadores de la serie dieran tanto bombo a este romance como
para tratarlo de una manera tan superficial y simplona. Ahora se alejan de los
peligros del aquelarre para vivir juntos su amor, pero no me cabe duda de que
regresarán, al fin y al cabo, quedan dos capítulos por delante.
Nota: 6
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