Saludos a todos los que me leen, que
son pocos y valientes. He dejado pasar tanto tiempo para escribir este review
porque la serie está en modo parón navideño y hasta el 2 de enero no regresa a
la televisión, haciéndolo con sus últimos 4 episodios. Vamos pues con the coat
hanger.
Si hace dos episodios nos reencontramos
con Frances Conroy, este capítulo nos ha devuelto a otro de los protagonistas
de la primera temporada. Dylan McDermott regresa y lo hace, curiosidades de la
vida, en una consulta de psiquiatría. En este caso no interpreta al doctor,
sino al paciente. Efectivamente, como algunos sospechaban por los foros del
mundo, el Bloodyface del presente es hijo del Dr. Thredson y de Lana y ha
heredado las pasiones de su padre. Un punto interesante es que en el presente
ya conocen la identidad del asesino, porque si el bloodyface del presente
investigó a su padre y sabe quién es, será porque en última instancia, Lana
habrá podido sacar a relucir el pastel de una manera u otra.
Hablando de Lana, pero ya en el pasado,
la periodista ha descubierto su embarazo de manos de Mary Eunice, que parece
muy contenta con la noticia. Ni corta ni perezosa, Lana (Que parece que tiene
la llave maestra de Briarcliff porque se pasea por sus muros como Pedro por su
casa) ha robado una percha de alambre y ha jugado a bricomanía, tan pronto le sirve
para practicar un aborto como para asesinar a su almohada violador. En
cualquier caso y como viene siendo normal con Lana, le ha salido todo mal,
sigue preñada y la hermana Mary ha liberado al doctor Thredson, que ahora sabe
que está embarazada, así que no intentará asesinarla de nuevo, de momento.
La segunda trama del capítulo giraba
alrededor de la hermana Jude, que ha sido objeto de un complot a gran escala para
meterla interna en la institución que una vez dirigió. Sinceramente cuando vi
en los avances que estaba interna me pareció que era algo muy cogido por los
pelos, pero viendo el capítulo se me han disipado todas las dudas. Lo han
hilado muy bien y me ha sorprendido la no muerte de nuestro oscuro santa Claus,
que cada vez tiene más puntos en común con Hannibal Lecter. En cualquier caso me
ha convencido y me ha gustado la entrada de Jude en la sala común y su
conversación con Lana con una gran interpretación por parte de las dos. Pero,
sobre todo, me ha gustado ver a Jude romper el asqueroso disco de Dominique
bajo las miradas divertidas y agradecidas del resto de internos, con un poco de suerte no volveremos a oirlo más.
Al final del
episodio hemos presenciado cómo Leigh Emerson continuaba su engaño, esta vez
con monseñor Timothy Howards, recibiendo el bautizo de sus manos para luego,
traicionarlo rebautizarlo y crucificarlo, todo por el mismo precio. Esperemos
que no veamos mucho más de este personaje, que ha recibido la visita del ángel
de la muerte, aunque las promos del siguiente episodio algo en mi
interior me dice que no será así.
Y finalmente llegamos a Kit, retomando
la trama de los alienígenas. Al Dr. Arden le mosquea el hecho de que el joven
pueda tener razón. Gracias a su mente maestra, descubre todo el plan de los
aliens en un par de paseítos: están estudiando a Kit y, por ende, a las mujeres
a las que se beneficia. Así en principio no tiene mucho sentido, ¿por qué a
Kit? Aun así les daré el beneficio de la duda para próximos episodios. El final
de esta trama ha sido un poco caótico, Arden y Kit hacen un trato para atraer a
los aliens, llevar al borde de la muerte al muchacho. Dicho y hecho, los aliens
se aparecen con Grece preñada, la desaparecida y amada Pepper y el santo y la
madre. En fin, me ha parecido todo muy confuso pero me ha encantado, qué se le
va a hacer, pero la verdad es que no tengo ni idea de por dónde van a tirar con
esta trama, lo cuál me hace morderme las uñas de impaciencia para que empiecen
los nuevos capítulos. El siguiente, como ya dije, el 2 de enero.
La de la derecha es la foto de Pepper sin maquillar, a la izquierda es cómo queda después de horas de mauillaje |
Nota: 8,5
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